CRONICA
TRIBUTO A IRON MAIDEN
Nueve de la noche en las afueras de “EL 5to ELEMENTO”. En la berma un grupo de inquietos jóvenes esperando lo que sería una escena inolvidable y resucitadora del rock hecho en nuestro inefable y siempre laberíntico Chimbote. Adentro, los Stonehead con trajes guerreros probaban el sonido, afinaban los instrumentos y volvían a coordinar el repertorio. Ellos abrirían el concierto, en el que desfilarían bandas como Mandrágora, Metralla y los ya legendarios Lemmings, quienes después de largos años volvían a las gloriosas andanzas, nada menos que con un merecido tributo a Iron Maiden.
¿Pero qué es lo que movía a todos a un encuentro como éste, en una ciudad donde la cumbia, la chicha, los emos y otros géneros comerciales se extienden cual gripe AH1N1? La noche prometía, y es que había dos poderosas razones para hacerla hasta en cierto punto fundacional. Por un lado, el extraordinario y multitudinario concierto en Lima de la legendaria banda británica de heavy metal IRON MAIDEN, que gracias a su espíritu combatiente, su cada vez más elaborada música y letras de alcance filosófico-ficcional-ocultista, nos renovó el arrojo que tienen las grandes minorías como el rock. Gran lección y motivación para aquellos que pensaban que los seguidores éramos un puñado de almas en pleno purgatorio. Esa noche IRON MAIDEN incendió a más de 35,000 asistentes y también a nuestras bandas locales, quienes estuvieron agitando la melena entre el público, retornando con una fiebre aún más incurable. Y por otro lado, el preámbulo ideal del esperado lanzamiento oficial de CHIMBOTEROCK.COM, con los incesantes conciertos que se vienen.
Diez y media de la noche, y Eddie the Head estaba impacientándose, amenazando con jugar baloncesto con nuestras cabezas, gritando: “Sacrifice is going on tonight!!!” Así que poco a poco fueron sucediéndose las bandas. Stonehead inició con un fulmínico hard rock, con Rafa en la voz y guitarra, el “Chino” en la batería y Jorge en el bajo, mientras más asistentes seguían integrándose a la escena, los ánimos iban calentándose y los cuerpos empezaban a mover frenéticamente alguna extremidad.
Mandrágora dio la hora con una sólida interpretación, con la perturbadora voz de Fátima, la guitarra de Pablo, el bajo de Jorge y la batería de Giorgio. Esta banda de heavy metal formada hace aproximadamente tres años, nos satisfizo con un repertorio donde incluyeron algunos covers de IRON MAIDEN como “Children of the damed”, “Charlotte the harlot”, y “Dance of death”, además de unos temas propios. Seguidamente se impuso la banda de trash metal Metralla, con Rafa en la voz y guitarra, y Pocho en la batería. Poco a poco la gente fue animándose a arriesgar más contacto con la escena, hasta que se hizo “el pogo”, no una danza, más bien una auténtica expresión instintiva, que nos hace empujarnos de acá para allá sin malolientes y monótonas coreografías, que no busca demostrar nada, sólo hacerse uno con la MÚSICA de la forma más espontánea, celebrarla, libre de ojos sofocados y gestos de asombro entre el “as I danced with the dead/my free spirit was laughing and howling down at me…”.
Y hasta que finalmente entramos al plato fuerte de la noche, todos querían rememorar la adrenalina del concierto de IRON MAIDEN, y los que no fueron superar la mea culpa; y es que IRON MAIDEN, en palabras del mismo Dickinson: “es más que una banda de heavy metal”, un concepto fuerte, reflexivo, inconforme con la crisis humana. Y qué mejor banda en Chimbote para comprender esto que Lemmings, que por años ha venido interpretando sus temas, cultivando y afianzando el sentido del heavy metal, esa “forma de vida” como diría Víctor (vocalista de la banda) que difícilmente se abandona, y que en honor a ello retornaron. Con Rolando en la guitarra, Giorgio en la batería, Jorge en el bajo y Pablo en la guitarra iniciaron el homenaje con una fabulosa pieza instrumental Ides of march, que sonaba como el anuncio de una batalla, a la que le seguiría grandes hits como Purgatory, Aces High, Two Minutes To Midnight, The Evil That Men Do, Powerslave, y el consagrado The Number Of The Beast con el que IRON MAIDEN se asegurara el éxito allá por el 82’, quedando como un referente insoslayable.
“Eeehhh...¡pogo, pogo, pogo!” y Eddie the Head que no dejaba de azuzar fuego en sus ojos de tanto placer, “no puedes quejarte tío, ¡están dejando hasta el pellejo!”…the bugle rounds and the charge begins, but on this battlefield no one wins, the Shell of acrid smoke and horses breath, as I pungle on into certain death…oohh oohh ooh oohh oooohhh…!, y la gente que ya no podía dejar de agitar la cabeza con un par de cachos en la mano, enfrentándose a sus miedos…¡ Feark of the dark pe’!, “más adelante” dijo Víctor, quien se cargó la escena con esa voz estilizada, de oscuras y libérrimas texturas…oyéndolo me preguntaba si ¿acaso para alcanzar la verdadera claridad no es necesario atravesar por los pasajes sombríos del ser?…“eeeehehehehee…¡Fear of the dark!”…“I am the man who walks alone, and when I’m walking a dark road at night or strolling through the park…¡fear of the dark!, ¡fear of the dark!,¡I have a phobia that someone’s always there!”…para culminar con temas como Iron Maiden y Hellowed be thy name…¡otra, otra! pedía la gente...“oe ya pe’ no se pasen, hay que dejarlos que si quiera se tomen una agüita”, y antes que Eddie the Head los asfixiara le dije para latear hasta mi jato y rematarla escuchando todo “A matter of life and death” yeah!…
Dé. |